miércoles, 22 de junio de 2016

EL GRAN NEGOCIO, PARA ALGUNOS, DE LOS EVENTOS DEPORTIVOS


Río de Janeiro ya tenía "favelas", delincuencia (cada 3 minutos se produce un robo a un peatón, turista o vehículo), violencia callejera ( 19 muertes violentas al día, 2.036 entre enero y abril de este año), aguas contaminadas donde se van a celebrar pruebas acuáticas o náuticas, narcotraficantes y corrupción antes de ser nominada como Sede Olímpica para los Juegos Olímpicos de este año. Lo único imprevisible era el zika. Eso si que es una aparición que nadie se esperaba. Hoy leemos que el presidente de Brasil acude al rescate económico de Río de Janeiro. Criminalizar hoy a Río de Janeiro es hacer trampa. La culpa no es de Río es de quién hizo la elección, el CIO, pero Jacques Rogge quiso llevar los Juegos Olímpicos, por primera vez a América del Sur. Brasil era en aquellos momentos una economía emergente de la que los gurús economistas hablaban maravillas, los mismos gurús que no se enteraron de que se acercaba el estallido de la burbuja (tampoco se enteraron en el 2008 de la crisis que aun soportamos). Ni la intuyeron. Concedían los Juegos Olímpicos a una ciudad que está en un país que en el 2014 (dos años antes !!!) tenía concedido el Mundial de Fútbol. Mundial que  costó 13.600 millones de dólares, y a lo grande, con estadios mastodónticos en ciudades como Brasilia (70.000 localidades), Manaos, Cuiba y Natal cuyos equipos de fútbol locales congregan, apenas, unos 2.000 aficionados cada jornada. Una locura. Según algunos expertos el pueblo brasileño estará pagando su sueño de Mundial de Fútbol + JJOO durante los próximos 30 años. Pero...los políticos buscan votos en el deporte y al CIO, IAAF, FIFA, y a personajes como a Bernie Ecclestone les va de perlas

En el año 2004 se celebraron los Juegos Olímpicos de Atenas con un déficit reconocido por el primer ministro de la época, Karamanlis, justo el día de la clausura de los mismos de 8.500 millones de euros. Sobre el coste llevan los griegos más de una década discutiendo sobre su cuantía, hablando entre los imposibles 5.000 millones de euros hasta más de 27.000 millones. La cifra que ostenta el mayor consenso es de 18.500 millones. No olvidemos los sobrecostes por retrasos ( los últimos 6 meses se trabajaba en la obra 24 horas al día, 7 días a la semana). Sea cual sea la cifra el deuda pública subió en un año de los 182.000 millones de euros a 210.000 millones ¡ Y eso en la época de las vacas gordas ! Hoy la mayoría de las instalaciones olímpicas se pudre por falta de uso y mantenimiento, solo se usa el Estadio Olímpico para que juegue el AEK Atenas, un equipo de la Tercera División helena., ya que falló hasta el plan de reutilización de instalaciones.



Los Juegos Olímpicos de Beijing ascendieron a un costo de 44.000 millones de dólares, entre ellos 10.000 millones destinados a eliminar la contaminación, Londres atemperó la locura inflacionista con unos costes de 19.000 millones pero Rusia pulverizó todos los records al organizar los últimos Juegos Olímpicos de Invierno en Sonji con un coste total de ¡¡¡ 51.000 millones de dólares !!!

Los JJOO pasaron de ser una losa financiera en los 70 (que se lo pregunten a los habitantes de Munich o Montreal) después vinieron Moscú 80 y Los Ángeles 84 que fueron candidaturas únicas y posteriormente, gracias a la sponsorización, pasó a ser un buen negocio con retorno de inversión desde finales de los 80 a los 90. Con la llegada del Siglo XXI parece que el modelo de negocio se agotó o que los costes necesarios no encuentran suficiente retorno al convertirse en mastodónticos.

Pero las cifras desaforadas no afectan solo al CIO y sus organizaciones. La FIFA envuelta ultimamente en sospechas de corrupción decidió, pese a los numerosos escándalos que hubo durante la elección, que el Mundial del 2018 sea en Rusia. Solo con ver el comportamiento de las organizadas bandas de "hooligans" rusos en Marsella y otras ciudades francesas durante la actual Eurocopa de Francia (hasta en una parada técnica en Colonia tuvieron tiempo de dar una paliza a tres turistas españoles que se cruzaron en su camino) da auténtico miedo el pensar qué puede suceder en su propia casa. Pero perseverando con ahínco en el más difícil todavía le concede el Mundial del 2022 a Qatar, en el emirato hay mucho dinero. Hasta la fecha han muerto 1.500 trabajadores de la construcción procedentes de Nepal, India, Bangladesh, etc., el cómputo lo llevan las embajadas. Se cree que cuando finalicen las obras de los 9 estadios climatizados, hoteles, viviendas, carreteras, Metro y el nuevo aeropuerto la cifra de muertes laborales llegará a los 4.000, Trabajar 11 horas diarias en la construcción a unas temperaturas entre 45ºC y 50ºC a la sombra no es fácil.

Una vez le preguntaron al presidente de la IAAF, Primo Nebiolo por el "agujero" económico que iba a dejar el Mundial de Atletismo en Stuttgart'93 y respondió: "Pay the deficit and be happy".

El organizar cualquier tipo de evento debería ser como las decisiones que se toman en cualquier empresa privada, han de tomarse muchos puntos en consideración antes de tomar una decisión:
  • ¿Cual será el coste total?
  • ¿Qué presupuesto tenemos?, pero presupuesto real
  • ¿Con qué ingresos contamos? pero ingresos tangibles
  • ¿Cuál es nuestro riesgo?
  • ¿Cuál es el impacto económico que esta acción va a crear en el entorno?
  • ¿Como cubriremos el déficit previsto? ¿Lo podemos pagar a corto plazo? ¿Hay riesgo de aumentar nuestra deuda?
Y por supuesto ni hablar de corrupción y mantener una transparencia total con los administrados y cualquier sobrecoste justificarlo muy bien


Todos nos ilusionamos cuando en nuestra ciudad o país se celebra un evento deportivo y cuanto más importante sea más aumenta el grado de ilusión. Pero deberíamos, en caso de concesión exigir transparencia financiera y fiscalizar cualquier desvío económico. El pueblo debería ser el primero que exigiera claridad y se cuestionara los números.

Y no olvidemos cuando estemos sentados frente al televisor que el deporte se ha convertido en el gran "show business" de la actualidad y que detrás de cualquier organismo propietario del evento en cuestión hay una máquina de hacer dinero. Y no tendrá miramientos con los problemas económicos de los organizadores.








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